Previo a la Declamación y tras la Misa, se llevó a cabo el Acto de Entronización de la Imagen de la Virgen en el Altar mayor en el que permanecerá hasta que finalice la Novena.
La parroquia de Nuestra Señora de los Dolores acogió ayer dos de los actos previos a la celebración de la Onomástica de la Patrona y Alcaldesa Perpetua de Isla Cristina, la Virgen del Rosario, el próximo 7 de octubre, la Entronización de la imagen en el Altar Mayor y la Exaltación a la Virgen.
En representación del Ayuntamiento asistió una amplia representación de la Corporación Municipal encabezada por el alcalde, Jenaro Orta a quien acompañaba la concejala delegada de Festejos, María del Carmen Beltrán. Igualmente se encontraban presentes el presidente del Consejo de Hermandades, Javier Castro y el mayordomo de la Asociación de Fieles de Nuestra Señora del Rosario, Pedro Álvarez, así como representantes de la distintas Hermandades de Penitencia y Gloria, Grupos Parroquiales y Asociaciones Religiosas de la localidad, fieles y devotos de la Virgen y familiares y amigos de la exaltadora, la joven María del Mar Fernández Suárez.
Antes de la celebración de la Santa Misa, oficiada por el Rvdo. Gregorio Kósa, la imagen de la Virgen recorría las naves del templo parroquial portada en andas por hermanos y fieles hasta llegar al Altar Mayor desde el que presidirá la Novena y el resto de Cultos y Actos religiosos hasta el día de su salida procesional.
Tras la Entronización y la homilía, tomaba la palabra Manuel Ramos Garrido, para presentar a la joven exaltadora, al que la une un gran vínculo de amistad, que ofreció una declamación sencilla y llena de frescura, de emociones contenidas y cargada de sentimientos y en la que dejó patente su amor por la Patrona de Isla Cristina y su devoción también por las Advocaciones isleñas, presentes en sus pensamientos a través de sus palabras vertidas en el atril en las que demostró que es una mujer de gran Fe mariana.
Acabada la Exaltación, autoridades, amigos y familiares se reunieron en la cena a la pregonera en cuyo transcurso el alcalde isleño impuso el pin de plata del Ayuntamiento y le dedicó unas cariñosas palabras, que recogía emocionada la pregonera, ya más tranquila y agradecida por todo el cariño recibido en forma de obsequios y felicitaciones.
