02 mayo 2024

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Las Cosas de Goyo “Los Turrones de la Navidad”

Las Cosas de Goyo “Los Turrones de la Navidad”

imagesQue duda cabe que sin los turrones la Navidad no seria lo mismo

En Navidades es costumbre atiborrarse hasta que el intestino delgado se convierta en el grueso y el grueso en deflagración. Pero precisamente porque comemos muchísimo en Navidades, hay un alimento que queda siempre en una bandeja, triste él por no cumplir su cometido, abandonado cortado en trocitos largos, esperando ser deglutido. El turrón, el pobre, queda solo y desvalido a su suerte, acompañado por bombones que le dan ánimos: “Otro día será, la comilona de Navidad es así, no hay estómago pequeño, unos días se come y otros se vomita”. El turrón, en definitiva, no se lo come nadie.

¡A nadie le cabe un trozo de turrón en el cuerpo! Siempre sale en el peor momento. Llega el anfitrión con la bandeja en la mano, lleno de trozos de turrón, bombones y mantecados y la gente empieza a gritar: “Oooh noo, ¿más comiiiida?”, “¡Yo no puedo más!”. A pesar de todo, y de que prácticamente nadie se lo come, el turrón sigue apareciendo por tradición en todo post-postre navideño.

Y es el mismo turrón para cada comida. Se saca la bandeja y si cuela, cuela. Pero nunca se rellena con más trozos. Hay familias que compran tres cajas de turrón y con abrir uno tienen de sobras para toda la Navidad. Eso sí, ¿qué hacen con el sobrante? Los fans del bricolaje hacen maquetas con turrón del duro, y los del blando, al año siguiente, cuando se ha puesto bien aceitoso, lo usan de lubricante. ¿Para qué? os preguntaréis. Bueno, hay ciertos productos de una conocida marca de profilácticos que… No queráis saber con qué se fabrican. Eso sí, le da al acto un aire y un olor navideño sin parangón.

Además, no todos los turrones apetece comerlos, aunque tengas el buche vacío. Por ejemplo el turrón duro. Recomendado por nueve de cada diez dentistas en crisis. ¿Cuántos nuevos clientes habrán conseguido gracias a ellos? La primera prótesis dental se puso en Jijona, a un probador profesional de turrón del duro. Estaban buscando cual era el turrón más duro que podía aguantar un diente, y probando, probando… Clach. El diente saltó y voló. Ese día también ganó dinero el oculista del pueblo con el supervisor que estaba al lado. Así pues, está claro que hay un complot entre los dentistas de este país con los fabricantes de turrón del duro. Al comprar un pack te dan una muela de repuesto.

Los turrones blandos pasan más desapercibidos, pero son los que más se comen. Eso si no quieres aprovechar sus propiedades especiales de antes. Pero sin duda el que más ha triunfado a lo largo de los años entre niños y mayores ha sido siempre el turrón de Suchard. En estas Navidades, turrón de chocolate, en estas Navidades, turrón de Suchard. Si la cantáis ahora en un lugar público conseguiréis la atención de todos. Quizá os echen monedillas o pongan cara de condescendencia: “Pobrecico, ya se le ha ido la cabeza, pero eso sí, estaba bueno eh”. Es un momento emotivo que la gente no entiende.

En mi casa el que más triunfa es el llamado Turrón de Cádiz. Es un turrón distinto, de mazapán y típico de Cádiz. No iba a llamarse Turrón de Cádiz y ser típico de Massachussets, evidentemente. Así que recomiendo probarlo a todo aquel que no lo conozca. Porque en Navidad, a pesar de que se abandonen los turrones al amparo de los bombones, la tradición es la tradición.
Y sin el turrón la Navidad sería mucho más sosa. Sin duda.

Goyo Gonzalez. Diciembre 2.016

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