18 abril 2024

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Las Cosas de Goyo “Como Cruzamos los Semáforos”

Las Cosas de Goyo “Como Cruzamos los Semáforos”

19_0Cruzar con un semáforo de peatones es una acción tan cotidiana que muy probablemente muchos de vosotros jamás le hayáis prestado la más mínima atención. Y es normal. Pero si nos fijamos un poco en la gente, veremos que nuestras múltiples y diferenciadas personalidades se ven reflejadas también a la hora de afrontar la espera en un semáforo. Incluso nuestra credulidad, sino solo tenéis que fijaros en esos semáforos que a mí me gusta llamar “homeopáticos“. Sí, esos que tienen pulsador.

Te hacen creer que cuando pulsas se pondrá en rojo el de los coches, pero cambia cuando le da la real gana. Es el pulsador placebo. Pues hay quien cree que eso funciona y sigue apretando constantemente hasta que se pone en rojo y dice: “¿Ves? No le habíais dado bien”. Claro.

Pero fijémonos nada más en los semáforos de toda la vida. ¿Cómo sois al cruzarlos? ¿Aguantáis la espera? ¿Os lanzáis cuales suicidas aunque venga una hilera de camiones? Ahora veremos la clasificación, pero yo tengo que confesar una cosa. Aunque puedo comportarme de múltiples maneras, tengo una máxima que intento cumplir a rajatabla: nunca me salto un semáforo en rojo cuando hay un niño pequeño esperando al otro lado.

A lo que vamos, ¿qué tipos de personas hay a la hora de cruzar el paso de peatones semaforil? Veamos: Puede llamarse el distraído o el adicto a las redes sociales. El caso es que este personaje cuando ve el semáforo en rojo, se espera y aprovecha para mirar el móvil. Un par de whatsapps, una mirada al Twitter, otra mirada al Facebook… Y el semáforo se ha puesto tres veces en rojo y en verde desde que está allí. De repente decide alzar la mirada y ve que está en verde parpadeante y cruza a toda prisa con el móvil en la mano y mirada perdida. Ay el día en que vayamos con gafas de realidad virtual por la calle…

El conservador: Persona conservadora que siempre cumple con todas sus obligaciones. Le da igual que se haya puesto ya en rojo el semáforo de los coches. A él le toca esperar hasta que no esté en verde, todo lo demás es incumplir la ley. Y tienes suerte de que no te hace una foto para mandársela a la policía si te lo saltas tú.

El listo: Él cruza. Siempre cruza corriendo, por si acaso y siempre parece que vaya tarde. Despiértate más temprano hombre, no te la juegues, permanece impasible en la acera, pero en cuanto que se pone en ámbar salta hacia el paso de peatones. Se va introduciendo poco a poco dentro de la carretera y cruza corriendo. Dos segundos más esperando le hubieran provocado quemaduras en los pies, así que se lanza. Tiene que rezar para que no pase el típico coche que ante un semáforo en ámbar acelera como si acabara de empezar la primera vuelta del GP de Mónaco de Fórmula 1.

El loco: Siempre pasa en rojo, y se pone a esquivar y torear coches y si hace falta a quedarse en la mediana a esperar a que pasen los demás. Tiene poca querencia por su vida. Muchas veces termina esperando en medio de la carretera hasta que se pone en verde porque no paran de pasar coches. Otras veces genera atascos hasta que viene la ambulancia.

Y hasta aquí esta clasificación que os hará pensar “Pues sí que da de sí la mierda esta del semáforo de peatones”. Y además, a partir de ahora, cuando os saltéis el semáforo en rojo pensaréis en ese crío de babilla distraída y ojos de buenazo que mira a su madre intentando entender las reglas que rigen a los mayores que no le permiten a él llegar antes a los “culumpios“. Pensad en los niños.

Goyo Gonzalez

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