La provincia de Huelva mantiene el nivel 1 de alerta por covid-19 en todos sus distritos, aunque ello no implica nuevos límites de aforos y horarios en comercios, hostelería, ocio nocturno y otras actividades.
Asimismo, la tasa de incidencia sigue al alza y este martes se sitúa en los 829 puntos por cada 100.000 habitantes.
De este modo, los comités territoriales de Salud Pública de Alto Impacto de las ocho provincias andaluzas se han reunido hoy, presididos por los respectivos delegados territoriales de Salud y Familias, para analizar los datos epidemiológicos en sus respectivos ámbitos de
actuación.
En concreto, en la provincia de Huelva, los tres distritos sanitarios se mantienen en nivel 1, de manera que el área sanitaria norte continúa en ese nivel, excepto los municipios de Cala, Santa Olalla del Cala,
Zufre y Arroyomolinos de León, los cuales están en nivel 2 por pertenecer al Distrito Sanitario Sevilla Norte).
Igualmente, el distrito sanitario Huelva-Costa también sigue en el nivel 1, así como lo mismo se da en el distrito sanitario Condado Campiña, excepto en los municipios de Chucena e Hinojos, que están en nivel 2 por pertenecer al Distrito Sanitario Aljarafe de Sevilla).
Así, según los datos de la Consejería de Salud y Familias, la provincia suma 415 contagios en 24 horas, y la tasa se eleva a 829 puntos.
De hecho, hasta quince localidades onubenses superan el nivel de mil puntos de incidencia, mientras que otras quince tienen su tasa por encima del nivel de 250 puntos y más de una treintena supera el nivel de 500. Esta situación evidencia la subida incesante de la incidencia en la provincia que tiene a San Silvestre de Guzmán, con 5.537 puntos, como el municipio con la tasa más alta de Huelva.
De otro lado, los hospitales onubenses cuentan con 50 personas ingresadas por Covid-19, de las cuales siete se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Los comités de expertos territoriales realizan un seguimiento continuo de la situación epidemiológica en las provincias andaluzas e informan sobre la necesidad de mantener o modular los niveles de alerta y sus grados según el riesgo sanitario y la proporcionalidad de las medidas.
