La Mili que te hacía ¿Un Hombre?
“Una anegdota llevada al mas extremo odio al ejercito o la mili” (Sic). Así es como un lector comenta y define el artículo colgado en mi blog sobre la mili obligatoria de aquellos años. A pesar del toque de humor que quise dar a mi historieta sobre El sargento y la sedición, este señor ve odio extremo en lo que escribí y aunque reconoce que para él la mili fue “una pérdida de tiempo” también admite que en ella “se dejaba de ser adolescente para hacerse un hombre”. ¿De verdad?
Vayamos por partes. Igual que él, yo opino que para la mayoría de los jóvenes la mili obligatoria era una pérdida de tiempo. Yo no conservo ningún odio al ejército y tengo algún buen amigo militar, pero me cuesta admitir que aquella mili sirviera para hacerse un hombre mejor. Voy a resumir lo positivo y lo negativo de la mili que yo pasé. Espero explicarme algo mejor y que cada cual deduzca.
LO POSITIVO DURANTE EL CAMPAMENTO
1.- Que un sargento de oficinas me reconociese como persona honrada, durante la prueba de mecanografía, cuando comprobó que yo no había mentido al decir que sólo daba 200 pulsaciones por minuto, mientras muchos declaraban el doble con engaño.
LO POSITIVO EN EL DESTINO
2.- Haber comprobado que un alto jefe, el general JB, aparte de su trabajo oficial tenía inquietudes culturales, pues se traía desde su casa unos cuentos gallegos manuscritos por él como autor para que yo se los pasase a máquina y luego a multicopista en mis ratos libres, por lo que me recibía muy amable y me ofreció un pase para circular por la plaza sin que la policía militar lo pudiera impedir.
3.- Haber conocido al subteniente JD, muy cumplidor en su trabajo de oficina y excelente persona, cuyo único deseo era licenciarse cuanto antes y dejar aquella vida militar que nada le satisfacía. Nuestra amistad se ha mantenido hasta su muerte.
LO NEGATIVO DURANTE EL CAMPAMENTO
1.- Que al toque de diana se nos amenazara con arrestar al último en salir del local de la compañía, con lo cual todos corríamos disparados mientras dos veteranos en la puerta soltaban correazos sobre los que luchaban por salir cuanto antes para no ser castigados. Orden, orden.
2.- Que tras esta bulla y una vez todos fuera, se nos hiciera esperar más de media hora formados en el patio para ir a desayunar. ¿Por qué tanta prisa antes?
3.- Que, tras el desayuno, nos tuvieran tres horas haciendo una instrucción, que consistía en aprender a desfilar a buen paso con el mosquetón para que en la ceremonia de la jura de bandera no hubiese fallos. Eso durante tres meses, dia tras día.¿Tiempo bien aprovechado?
4.- Que en las duchas en grupo, obligatorias una vez por semana, varios veteranos situados en un plano superior del pasillo de duchas agitaran sus correas prohibiendo pararse ante los chorros de agua, con lo cual impedían el aseo necesario. ¿Limpieza y disciplina?
5.- Que allí pude comprobar que un pobre recluta sin suficiencia mental ni física, claramente incapacitado hasta el punto de no saber cuál era su pie izquierdo, no hubiese sido previamente excluído de hacer la mili y se pasase dos meses en el campamento limpiando platos hasta que, por fin, lo declararon inútil para el servicio militar y lo devolvieron a su casa.
6.- Que las clases vespertinas de formación consistiesen en repetirnos mil veces que “la máxima expresión de la disciplina militar radica en el saludo”; y en aprender de memoria las distintas piezas del arma reglamentaria y el nombre de los jefes de la compañía y del CIR. ¿Historia pura de España?
7.- Que ante cualquier prenda militar que se te extraviase o deteriorase (gorro, cinturón, etc) la única solución que los jefes te sugerían era que se la quitases a otro. ¿Hacerse hombre?
LO NEGATIVO EN EL DESTINO
8.- Realizar durante toda la mañana el trabajo administrativo que debería ser hecho por los oficiales, que alternaban horas de oficina y ratos en la barra del café-cantina contando chistes y macutazos.
9.- Haber sido obligado a que, durante los ratos de paseo a discreción por las tardes, acudiese a la casa del Comandante M para dar una hora de clase a su hija, la cual no quería aprender ni repasar nada sino que le hiciese las tareas del instituto y me largase.
10.- No haber tenido más que 15 dias de permiso durante todo un año. mientras que algunos soldados disfrutaban 45 dias por ser familiares de militares de alta graduación. ¿Igualdad?
Supongo que en la mili profesional todo habrá mejorado y creo que esos abusos ya no se cometen, pero sigo pensando que aquella mili obligatoria ayudaba muy poco a ser hombre mejor. El autor del comentario crítico dice que allí aprendió la importancia de la disciplina. Lo felicito.
Comparte:
Publicar comentario