MARÍA ISABEL HIDALGO
La ocupación de las amas de está incluida en las listas de inactividad, por lo que carecen de remunaración, de modo que no cotizan a la Seguridad Social y como consecuencia no tienen acceso a prestaciones por desempleo. Para aliviar esta situación el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) ha impulsado ayudas económicas y de formación, con el objetivo de favorecer la su incorporación al mercado laboral y reducir el riesgo de pobreza.
Este subsidio al que solo pueden acceder las amas de casa mayores de 45 años y se conoce como Renta Activa de Insercción (RAI), esta ayuda que ronda los 462,21 euros mensules y está destinada a los colectivos con especial dificultad de insercción en el mundo laboral. La pensión se concede durante un período de 11 meses como máximo y el requisito fundamental para acceder a ella es no tener nigún tipo de ingreso, ni recibir ningún tipo de prestación.
Tres millones de amas de casa
Según el último análisis de la Encuesta de Población Activa (EPA) en España hay 3,21 millones de amas de casa, una cifra que se redujo con la pandemia, por lo que todo parece indicar que en periódos de crisis la mujer se ve en la necesidad de contribuir con los gastos de la economía familiar.
Este aumento de la mujer al mercado laboral, progresivo a lo largo del tiempo, no puede enternderse como datos de empleo real, ya que según los datos que ofrece la EPA son más de 1,3 millones de mujeres las que se han incorporado al mercado laboral desde 2007, de las cuales 600.000 están registradas como paradas.
Otras ayudas
El SEPE ofrece otro tipo de ayudas al desempleo femenino. Además de las opciones anteriores, las amas de casa, también pueden acceder al Ingreso Mínimo Vital (IMV). Esta ayuda está orientada a prevenir el riesgo de pobreza y exclusión en personas que viven solas o están integradas a una unidad de convivencia y carecen de recursos propios para subsistir.
Las mujeres en condición de desempleo que hayan alcanzado la edad de jubilación, también pueden solicitar la Pensión de Jubilación no contributiva. Para ello se deberá demostrar una residencia de al menos 10 años en España, así como ingresos anuales inferiores a los 5.899 euros.
Con estas medidas se pretende eliminar una de las grandes brechas de género que persisten en la sociedad, ya que a lo largo de la historia las amas de casa, dedicadas a las labores de cuidado no han tenido derecho a paro o jubilación.
