Isaac Rodríguez Cárdenas.
Seré breve:
Mañana miércoles, día 18 de octubre, se juzgará en el Pleno del Tribunal Supremo, reunido en sesión extraordinaria, el ERE ejecutado en el Ayuntamiento de Isla Cristina en marzo de 2015 que afectó a 80 trabajadores y trabajadoras municipales.
El camino hasta aquí ha sido muy duro, lleno de obstáculos y conflictos, de malos momentos y sobretodo, de vivencias junto a compañeros que, se han llegado a convertir en verdaderos amigos.
Nada de esto hubiera sido posible sin la colaboración del Sindicato USO, mis mas sinceros agradecimientos para Damián y Jesús por brindarnos la oportunidad de luchar por nuestros derechos.
Mañana serán 15 Magistrados los que decidan nuestro futuro poniendo fin a la nuestra lucha de manera colectiva. Tanto los afectados como sus familias pasaremos el día con nervios seguramente, ya que la esperanza de que se haga JUSTICIA, continúa intacta.
El resultado, sea el que sea, no será del agrado de todos, y me explico; si se declara finalmente procedente, ajustado a derecho, tal cual dictó el TSJA, indudablemente será un mal trago para todas las víctimas de esta atrocidad, mientras que para la anterior corporación, pues seguramente vuelvan a festejarlo, con paella incluida, tal cual hicieron en la anterior ocasión.
Soy consciente de la complejidad existente para que sea DECLARADO NULO, pero la posibilidad existe, por muy remota que sea y, si ha sido bonito soñarlo, vivirlo tiene que ser increíble.
Para finalizar, ya veo que el encabezamiento de esto no se ajusta a la realidad y de breve no tiene nada pero la ocasión bien merece la pena.
Insistiendo en los posibles resultados que obtenga este maldito Expediente de Regulación de Empleo, me gustaría dirigirme de nuevo a las personas, ya sean autores materiales y/o intelectuales, que por ación o por omisión, son responsables de este atentado, mediante el cual fuimos despedidos, no por temas laborales sino por Venganzas personales(política), les digo:
Nunca es tarde para arrepentirse.
Nuca es tarde para decir me equivoqué.
Nunca es tarde para pedir perdón.
