×

Morir al otro lado del teléfono.

Sonia Sainz-Maza tenía 48 años. El pasado abril empezó a sentirse mal. En pocas semanas había perdido 5 kilos. No tenía fuerzas para andar y andaba fatigada todo el día. El médico de cabecera nunca le dio una cita presencial. La medicación recetada por teléfono no le hacía efecto. Siguió perdiendo peso. Y a pesar de su insistencia, el médico nunca consideró conveniente verla en consulta. Le diagnosticó una “lumbociatalgia”. Hasta junio no logró una cita en el Hospital Universitario de Burgos, donde la remitieron a un rehabilitador, que no le daría cita hasta marzo de 2021. ¡MARZO DE 2021! Al salir de la consulta, se dirigió a Urgencias desesperada por el dolor, pero la mandaron a casa con un nuevo diagnóstico: “una tendinitis músculo isquiotibial”.

El 9 de julio, y tras un intenso peregrinaje telefónico, consiguió que su médico de atención primaria le prescribiera una analítica. Cuatro días después, y sin noticias de los resultados, ella misma telefoneó de nuevo al doctor, que detectó algunos marcadores alterados y le indicó que se trasladase al hospital porque necesitaba una transfusión de sangre como consecuencia de una anemia grave. Ese mismo día obtuvo el fatídico informe: cáncer de colon con metástasis. Ya no saldría de allí. Falleció el 13 de agosto. “Se moría al otro lado del teléfono”, ha lamentado su hermana. F: ESTHER PALOMERA


Comparte: