Es el cuarto año que en julio paso unos días de vacaciones en Isla Cristina, conviviendo con los habitantes de este pueblo marinero, andaluz y rociero auténtico donde los haya. Nunca me he perdido el canto de la Salve Rociera de los viernes a las 12:00 de la noche en la Placeta de San Francisco y sigo emocionándome cada vez que escucho el cante flamenco el rasgueo de la guitarra rodeado de isleños de todas las edades. Un momento que perdurará en mi memoria para siempre. No cambies, por favor.
Es el cuarto año que en julio paso unos días de vacaciones en Isla Cristina, conviviendo con los habitantes de este pueblo marinero, andaluz y rociero auténtico donde los haya. Nunca me he perdido el canto de la Salve Rociera de los viernes a las 12:00 de la noche en la Placeta de San Francisco y sigo emocionándome cada vez que escucho el cante flamenco el rasgueo de la guitarra rodeado de isleños de todas las edades. Un momento que perdurará en mi memoria para siempre. No cambies, por favor.