25 abril 2024

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Las Cosas de Goyo “La boda que yo fui”

Las Cosas de Goyo “La boda que yo fui”

La boda a la que fui yo era por la Iglesia. Llegamos tarde, yo iba con la familia del novio y llegamos más tarde que la novia. Eso sólo tiene una explicación: la pachorra con la que nos tomamos la boda, si la boda era a las seis de la tarde, a las cinco aún estábamos sin cambiarnos ninguno. Claro, luego vamos todos con las prisas. Pero también hubo otra razón: La novia no era la típica que simplemente por fastidiar daba vueltas con el coche para llegar tarde aposta. Que muchas novias lo hacen…

La novia llegó engalanada perfectamente y todo el mundo admiraba el traje, para luego al llegar a sus respectivas casas rajar a saco de la novia, el novio y todo lo que hiciese falta. Ya se sabe, a las bodas no se va a pasarlo bien, se va a criticar. Es el deporte nacional…

Entonces fue cuando llegó el momento de buscar un sitio para sentarse. Primera fila. Aquí no nos perdemos nada, si había gente que no era familia directa que estaba por allí enchufada, ¿por qué no íbamos a estar nosotros que eramos primos hermanos del novio?

El problema de la iglesia es que el cura se pone un poco pesado. Con todos los respetos, pero es que con decir lo de amaros y respetaros todos los días de tu vida, etcétera ya bastaba. Aún así, la misa fue corta, de unos veinte minutos, eso sí, de pié, ir a una boda a la iglesia te permitía hacer aerobic con los continuos movimientos de sentarte y levantarte. Pero no, este cura nos hizo levantarnos, bueno, yo no me enteré, ví que todo el mundo se levantaba y seguí la corriente, no vamos a discutir… Y durante toda la ceremonia estuvimos de pié, que los gemelos tienen un aguante…

Después de la ceremonia los novios se van a hacerse fotos, que piensas, ¿no las podrían hacer en otro rato? No sé, después de comer o de cenar. Son cosas que todo el mundo estaría de acuerdo pero no se cambian por tradición. La gente tiene que estar esperando en la puerta del restaurante durante un rato que se hace eterno para que cuando lleguen los novios se les reciba con un “¡Viva los novios!” ¡¿Cómo que viva?! ¡Con el hambre que llevas acumulado lo que menos quieres es gritarles viva a aquellos que te están haciendo esperar desde hace horas!

El caso es que al final te ponen de comer, y de beber. Cómo no. El alcohol que no falte, sobretodo para la mesa de amigos del novio que en 10 minutos ya van tocados la mitad, y la otra mitad les falta poco. El caso es que te traen la comida, que por lo que parece es de Belle Cuisine. La Belle Cuisine a mi me parece una mierda. ¿Por qué cojones ponen esos peaaazo de platos grandiosos para luego poner un monturrio pequeñito de carne una encima de la otra con patatas pegadas al plato, debajo de la carne (encima tienes que buscarlas)? ¿Por qué con esas comidas siempre te quedas con hambre? Con lo fácil que sería poner un pollo al horno, menos sofisticado, pero leches, te llena.

Después de comer, es un decir, comienza el baile. Cómo la música no acompaña te vas a la barra, que para eso es barra libre y te puedes poner hasta el culo de alcohol. Como bien dice el refrán: No hay música mala sino cubatas de menos. Así que con unos grados de alcohol en el cuerpo se baila hasta la de Brujería. Y cómo no, la conga. No hay boda sin conga que se precie. Menosmal que no había tuna…

Y cuando acaba eso te vas a tu casa, como todo el mundo. Eso sí, una cosa tengo clara, después de ver todo el estrés que tenía mi primo a la hora de organizar la boda, los preparativos, el dinero que gastas (aunque luego lo recuperas y con creces) y el follón que se arma… Pienso: Mientras más bodas veo, menos ganas me entran de casarme…

Gonzalez. Enero 2.017

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