25 abril 2024

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Las Cosas de Goyo “Gente que canta mal”

Las Cosas de Goyo “Gente que canta mal”

En general la gente canta mal. Incluso algunos que dicen ser cantantes. Mirad sino a Enrique Iglesias. Por poner un ejemplo. Pero a pesar de estos pequeños detalles como el tener un oído en frente del otro, a la gente le gusta cantar. Cantar bien es muy complicado, requiere horas y horas de entrenamiento y también algunas sutilezas como no tener un gallo despertador incrustado en la garganta o un tapón de cera tan grande en el oído que no sepas diferenciar un re de un sol. Y lo digo así, tan ancho.

A mí también me gusta cantar. Lo voy a reconocer. Pero yo lo hago por contrato. No es que me haya contratado una multinacional del disco, no está tan mal el mundo de la música. No. Me contrataron hace años unos campesinos de la zona, muy preocupados por su negocio y un día se dieron cuenta que después de un concierto mío a viva voz tenían las cosechas más abundantes de la historia. Firmé enseguida. El problema vino cuando un día cayó piedra. Pero piedra de verdad. Bueno cayó un meteorito y todos a la mierda. Pues lo mismo, pero en granizo.

El caso es que no canté más. Yo no soy capaz de discutir con gente que está todo el día con una pala o una azada en la mano. Ellos me echaban la culpa a mí. Que si a quién se le ocurre cantar así… Yo es que me emocioné, subí el nivel y me puse a cantar ópera. Desde entonces en casa pusieron cristales reforzados. En definitiva, mi sueño de cantar se truncó de golpe. De un golpe en la sien con un palo. Pero por desgracia tengo que sufrir otras voces que me persiguen allá donde voy. Gente que canta como el culo. Pero no como el culo de Megan Fox. Como el culo de Belen Esteban.

El otro día una mujer en el tren apareció cantando. Hasta ahí todo normal, puesto que mucha gente pide en el tren y anima el cotarro con una canción. O dos. O una sola pero parecen diez. El problema que tenía esta mujer es que era Serrat desafinado en señora. Y cantando una canción de Luz Casal. Yo no sé si lo de imitar a Serrat le salía solo o era el traqueteo del tren que permite que el vibrato salga natural. En serio, los campesinos de mi pueblo la hubieran matado. O plantado y regado. Cualquier cosa. Todo antes de escucharla… ¡Tocar la guitarra! No conforme con el canto gregoriano endemoniado, la señora tocaba la guitarra. Dos cuerdas. Desafinadas. Gling, glooing. Se forró una cosa mala. La gente le echaba 50 euros, ¡pero para que se callara!

A estas alturas todos pensaréis: joder qué bien sale lo de cantar mal. Todo es negocio. Campesinos, gente del tren… Pero ya deberíais saberlo de antes. Julio José Iglesias fue capaz de sacar tres discos. Y le pagaron. No pEgaron con E. PAGARON. Pagaron.

Pero el invento del demonio para el mal cante son los cascos. Los auriculares que enchufas a tu walkman cd-man mp3 smartphone y te aíslan del exterior. Hay que tener muy en cuenta esto de “aislarse” porque eso es lo que tú crees, pero estás ahí. Y tienes gente al lado. Gente con orejas. Con orejas libres de aparatos, que pueden escuchar…TE. A mí por eso me da miedo ponerme cascos en el transporte público.

Dicen que la música se está muriendo por la piratería, pero eso no es verdad: la estamos matando entre todos… Cantando mal. Así pues, abramos el grifo de la ducha pero disfrutemos del glorioso sonido de las gotas al caer sobre nuestros cuerpos. Sellemos esos labios que desean, aunque sea, tararear un par de notas.
Aguantemos. A nadie le gusta un palazo en la cabeza.

Goyo Gonzalez Abril 2.017

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