Es difícil explicar con palabras todo lo que sucedió el viernes día veinte en la Hermandad del Rocío de Isla Cristina cuando, después del toque de campana que anuncia el canto de la oración cantada, se escucharon las primeras notas de la guitarra de José Antonio Monclova Rodríguez y comenzaron a cantar, éste último junto con José Manuel Villata y María del Carmen Verdún, la Salve de la Hermandad.
Y lo hicieron con esa conjunción de voces tan maravillosa y esa forma tan extraordinaria de “mecer” cada palabra y cada frase que alaba a la Madre de Dios. ¡Mágico! Sí, mágico fue ese momento y esa magia envolvió al numeroso grupo de hermanos y hermanas que acudieron esa noche a la Hermandad, con la emoción a flor de piel y rompiendo con un largo y maravilloso aplauso.
El hermano mayor entregó a Mª Carmen Verdún, en nombre de la Hermandad, una imagen de la Virgen. Y ya más relajados, continuaron con sevillanas; dos por parte de José, otra de José Antonio y María del Carmen y por último los tres juntos de nuevo. A cual más bonita. A cual mejor interpretada. Y cuando se esperaba que ya hubieran terminado, los hermanos le pidieron a José unos fandangos que maravillosamente interpretó.
Como hemos dicho, una noche mágica y emocionante por cómo interpretaron la Salve y sevillanas y cómo envolvieron a todos los hermanos y hermanas en un ambiente de verdadero Rocío.
