Ayer martes llegaba el turno de los 100 cortometrajes internacionales que lucharán en esta 13 edición por las diferentes Lunas que otorgarán el Jurado Oficial y el público, asistente a cada sesión de cortometrajes, a finales de agosto. Ocho magníficas obras dieron comienzo a la proyección, por riguroso orden alfabético como en anteriores ediciones. Francia, España, Colombia y Polonia. Animación y Ficción. Estas fueron las primeras apuestas del Festival de Cine de Islantilla 2020.
Los franceses Pascal-Eugéne Dannaud, Julia Chaix, Lorraine Desserre, Alice Lefort, Natacha Pianeti y Quetin Tirelq abrieron la noche con ‘400 Mph’, una fantasía de animación que puso el listón muy alto, mostrando el magnífico nivel de producciones de esta edición. El director Javier Marco regresa a Islantilla con ‘A la cara’, después de ganar con ‘Uno’ la pasada edición. Un mano a mano de Manolo Solo y Sonia Almarcha. Maravilloso. ‘A ninguna parte’ de Manu Manrique nas habla de un ritual entre padre e hijo. Contada con un ritmo excelente, nos lleva, sin darnos tregua, ante el desenlace final. Alfonso Díaz también es un director habitual de Islantilla. En esa ocasión nos trae ‘Acto reflejo’ con una inmensa Mercedes León que lleva toda la trama sobre sus espaldas, brillando en casa secuencia en la que aparece. ‘Alimezher’ nos habla del dolorso alzheimer. Liteo Pedregal dirige esta sensible y necesaria historia que escribe junto a Caridad Fernández. Especial atención al genial Manuel Zarzo. La historia de ‘Amador’ de Carlos Polo nos mantiene en alerta de principio a fin. Israel Elejalde le da vida, con el talento suficiente para ocultarnos muchas cosas debajo de todas las capas de su personaje. Y consigue ponernos los pelos de punta. La producción colombiana ‘Antes de llover’, escrita y dirigida por Nina Martín, nos muestra la dureza con la que la vida ha tratado a una humilde familia. Cine social con mayúsculas a través de los ojos de una impecable cineasta. Y cerraba la noche, al igual que al comienzo, una cinta de animación. Desde Polonia llegaba ‘Archipaper’ de Rafael Barnas. Una exquisita delicatessen, con una cuidadísima producción de una enorme belleza. Lo justo para poner un gran broche final a la primera Sesión de Cortometrajes.
